jueves, 9 de mayo de 2024

Porqué disfruto de una moto de 350 y 20cv

Jueves, 09 de mayo de 2024. Después de tener unas cuantas motos, he descubierto que hay otra forma de disfrutar con ellas que no sea necesariamente correr y acelerar. ¿Cómo?

La idea es la de volver a sentir una moto, en su manera original.

Originalmente, en los años 10 y 20 del siglo pasado, las motos no tenían mucha potencia, más bien no pasaban de 3 o 4 CV y tenían mucha cilindrada, ya que no había tanta ingeniería y sólo conseguían potencia a base de mucho cubicaje.

Las velocidades no pasaban de 60 kmh y eran motos muy rudas, o toscas. Muchas veces el conductor se tenía que bajar en las cuestas porque no podía la moto. Muchas de ellas también tenían pedales, para apoyar la poca potencia.

Aún así, los primeros pioneros de los viajes en moto se iban cargados hasta los dientes y viajaban de manera ininterrumpida por el mundo y con muy pocos recursos.

La idea de libertad en moto, tal y como la conocemos hoy en día, parte de las motos que sobraron de la segunda guerra mundial, las cuales fueron regaladas a los soldados estadounidenses.

Los soldados, en muchísimos casos, eran expatriados de otros países y acabada la guerra no tenían nada y tampoco donde ir. Por lo que se dedicaron a viajar por el mundo de manera nómada, con la moto que les había regalado el ejército.

Como nota curiosa:
Algunos sobrevivían de la manera en que podían y muchos se dedicaron a la mala vida para sobrevivir, de ahí la fama de que los moteros eran personas malas, fuera de la ley, que tenían sus propias reglas para subsistir.

En mi caso, simplemente un día me di cuenta de que llevaba mucho tiempo sin disfrutar de la moto en su esencia, que solo buscaba prestaciones y rendimiento, que fuera la que mejor iba en cifras, o dentro de lo que podía permitirme, la que más corriese.

Había dejado de disfrutar como lo había hecho antes, con mi Morini 350 K2 de 1986, por ejemplo, que fue mi primera moto, una prolongación de mi persona. Muy buenos recuerdos con ella (también con otras), pero ese espíritu se había perdido.

¿Que había pasado?

La situación era curiosa, sencillamente porque había sido un amante de las motos desde muy pequeño, lo llevaba en la sangre, eran mi pasión, mi medio de sentir libertad. Si hasta estudié un curso de mecánica de motos. Mi vida giraba en torno a la moto. 

La moto no sólo es correr, sino sentir, pero eso me costó entenderlo.

Con tanto correr se pierde ese sentimiento de montar y disfrutar realmente de la libertad que te ofrecen las 2 ruedas.

La moto es que viajes con ella y te enfrentes a dificultades por el camino y que las superes. Que las vibraciones te aceleren el corazón, que te sientes al lado de tu montura a observarla, simplemente porque es la cosa más bonita que has visto nunca (siempre bajo tu criterio, se entiende).

¿Correr a 150, 200, 250?. Cuando se acaba la velocidad tiene que quedar algo más. Si haciendo retrospectiva te das cuenta que de la moto sólo te gusta correr, por el tema de la adrenalina, y no disfrutas de la manera original, que es el paisaje, el paseo lento, las puestas de sol en moto, y no disfrutas de los problemas reales de ir en moto.... quizá la moto no sea tu vehículo.

Yo, irónicamente, después de no saber disfrutar de esas sensaciones, la única moto que me ha vuelto a transmitir ese sentimiento de libertad fue cuando probé la Royal Enfield Classic 350.

Fue verla, sentarme y acomodarme en ella y sentir, de inmediato, que esa moto tenía que ser mía, que era el vínculo para sentir lo que es montar en moto "de verdad". Nunca me había pasado algo igual en una moto y eso fue suficiente...


La moto que me ha devuelto las auténticas
sensaciones de montar en moto.









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