Llegando a la Batería de Cenizas de Cartagena
Una vez llegado a la entrada a la pista que conduce a las baterías, realicé algunas fotos, aparqué la moto en la zona habilitada para ello y me dispuse al ascenso. No es que sea una pista complicada, pero pertrechado con mi tres cuartos de cordura con forro térmico, la camiseta térmica, el pantalón vaquero con protecciones de motorista, la bolsa con los útiles de grabación y las botas tácticas Magnum, se me atragantó en ciertos momentos. Aunque de todo este equipo, tengo que dar gracias a llevar esas botas polivalentes porque si llego a llevar unas de moto puras... En fin, el caso es que en varios momentos del ascenso estuve a punto de darme la vuelta ya que no sabía el tiempo que me llevaría llegar a los acuartelamientos, a lo que tenía que añadir el tiempo dedicado a recorrer las instalaciones y el descenso. Cuando estaba a punto de darme la vuelta, en un recodo, divisé el peculiar arco de la entrada a la Batería de Cenizas y todo cambió. Sentí una atracción inevitable hacia lo desconocido, agreste y salvaje del entorno y cumplí mi objetivo. Conseguí ascender la pista en unos 40 minutos y el descenso en unos 30, aunque me hubiera gustado realizarlo bastante más despacio...
Al llegar, lo primero que llama la atención es el arco de entrada de corte azteca y las instalaciones militares casi comidas por la vegetación. En la cima hay un radar operativo que forma parte del SIVE (Sistema Integrado de Vigilancia Exterior) de la Guardia Civil, encargado de detectar a distancia las embarcaciones que se aproximan a nuestro litoral. La Batería la formaban dos emplazamientos Vickers de 381 mm (15 pulgadas) gemelas de las usadas en Castillitos, junto con sus puestos de dirección de tiro y acuartelamientos para asistir a las mismas y dar cabida a la guarnición. Fue la primera en artillarse, allá por 1930 y formaba, junto con la anterior, la defensa costera de la bahía de Cartagena. Aún estando totalmente desfasada por la evolución de la aviación y armamento a distancia, permaneció en servicio hasta 1994. Las vistas desde su cima son tan espectaculares como la de Castillitos, aunque se aprecia un mayor deterioro y grado de abandono de las edificaciones así como mayor cantidad de vegetación que oculta muchas de ellas.
Como casi siempre, hay varias rutas para llegar partiendo desde Alicante. Originalmente, diseñé una ruta para la TX que transcurría íntegramente por carreteras secundarias, sin pisar la concurrida N-332. Como siempre ando falto de tiempo y sabiendo que el ascenso a las baterías a pie también me llevaría mucho, decidí al final hacerla con la XJ6. No obstante, la ida fue por la ruta trazada originalmente para la TX. La vuelta, ya cansado de andar y de tanta carretera estrecha y ondulada la hice por autovía. En total, unos 285 km. Lo ideal, para disfrutar del entorno como se merece, hubiera sido hacerla con la TX siguiendo el trazado de ida y vuelta por carreteras secundarias, y echar el día recorriendo las instalaciones del cerro de las Cenizas. Todo se andará...
Imagen GOOGLE con la ubicación de las baterías
La XJ6 justo a la entrada de la pista que conduce
a las Baterías de Cenizas.
Pero el anterior no era el punto recomendado de
parada. Hay un espacio habilitado para ello, un
poco más apartado, que hay que hacer a pie.
Panel informativo de la pista, el monte de Cenizas
y el acceso a puntos de interés.
Este es el aspecto que presenta la pista en sus inicios.
A medio ascenso, casi se me pasa, y me encontré con
esto. ¡cualquiera se mete por ahí!
La cercana localidad de Portman, vista desde la
ruta de ascenso a las baterías.
Se llega a divisar el Mar Menor con su inconfundible
"Manga" al fondo.
Las siempre espectaculares costas cartageneras
vistas desde el monte Cenizas.
Dicen que todo esfuerzo tiene su recompensa. Y yo
la tuve. Cuando casi me daba la vuelta, divisé la
entrada a los acuartelamientos de Cenizas.
La entrada es ciertamente lúgubre, y este es uno
de los primeros edificios que verías.
Y claro, lo lúgubre y tenebroso tiene un especial
atractivo para mi y tuve que mirar.
La mayoría de las instalaciones están semienterradas
y otras ocultas por la vegetación.
Este es el radar operativo del SIVE.
Posiblemente una grúa para elevar los proyectiles de
casi 900 Kg. de peso.
La Batería Vickers de 381 mm nº 1. Idéntica a las
emplazadas en Castillitos.
Un primer plano de las misma batería.
Puesto de dirección de tiro. Uno por cada batería.
Batería Vickers de 381 mm. nº 2.
Posiblemente un respiradero o evacuación de humos
de las instalaciones subterráneas.
Depósito de agua, casi tapado por la vegetación.
Otra instalación semienterrada y cubierta de escombros.
El cañón, desafiante, apuntando hacia una de las
innumerables y preciosistas vistas que se tienen.
yo hice la mili alli . Reemplazo 1/81
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