Siempre me han gustado las pequeñas cilindradas, ya que valoro especialmente la manejabilidad y ligereza por encima de las prestaciones puras. De hecho, mi segunda moto, allá por 1989 fue una de las modernas, aunque no más punteras, 125 2T que entonces causaban furor: la Cagiva Aletta D´Oro 125 que conseguía unos buenos 25 CV a 9.000 rpm. Recientemente, disfruté durante casi tres años de mi primera trail, una Keeway TX125S de 11 CV a 9.000 rpm con la que realicé innumerables recorridos por entornos rurales.
Otro de los motivos de dedicarle un artículo a esta Furious es que, hojeando su manual de usuario, me han llamado la atención dos detalles que no había visto hasta ahora en motos de procedencia china: los intervalos de cambios de aceite cada 10.000 km y la última revisión especificada en dicho manual, nada menos que a los 115.000 km, lo que presupone que el fabricante confía en su producto tanto para soportar intervalos relativamente largos entre cambios de lubricante, como en la fiabilidad y duración. Todo esto, junto con un precio contenido de 2.995 euros lo hacen muy interesante en el competitivo mundo de las 125 deportivas, frente a sus rivales japonesas y austríacas que superan con amplitud los 4.000 euros.
Hanway Furious 125. Tecnología china de gran
fiabilidad y rendimiento.
Estética y mecánica modernas, donde solo falta
el ABS, comprensible dado su ajustado precio.
Cuadro de mandos totalmente digital para la Furious.
Especificaciones técnicas extraídas del manual
de usuario y mantenimiento.
Intervalos de mantenimiento largos y escasos.
Última revisión tasada a los 115.000 km. ¿una
garantía de fiabilidad y duración?
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