El hecho de dudar tanto sobre su adquisición iba más bien por no andar con otro trasto más, aparte de que, dado mi carácter inquieto y explorador, no me atraía la idea de llegar a un sitio y quedarme sentado, sino todo lo contrario, andar, andar y andar, pero hay ocasiones en las que me apetece simplemente quedarme en el sitio observando en el paisaje.
Tras darle bastantes vueltas sobre las ventajas e inconvenientes, he llegado a la conclusión de que mejor arrepentirse de lo que has hecho que de lo que no has hecho, así que ya tengo mi silla, ya puedo pensar más a gusto en esos entornos inhóspitos que me gustan...
La nueva silla de pensar, un accesorio largamente
esperado, que al final, ha llegado.
Eres UNICO de verdad, no cambies.
ResponderEliminarUn abrazo
Jajajaja, Gratitud!!!
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