domingo, 22 de junio de 2014

Cuando menos, es más...

Es curioso, 18 de junio de 2014, casi cuatro años exactos desde la reentrada en el mundo de la moto, tras veinte años de ausencia, con la Kawasaki ER6 N, a la que consideraba una moto de "paso", y a la que le hice 9.500 kilómetros en los diecisiete meses que la tuve, y ha tenido que ser el mismo día el que cambiara nuevamente de moto. Una alineación planetaria ha incidido en el piñón de movimiento del conjunto de sistemas que proporcionan la energía para que se desencadene la reacción que ha provocado la sustitución de la R 1200 R.

Tras más de dos años y medio con la BMW R 1200 R y 19.000 kilómetros recorridos, la que parecía ser la moto "definitiva" ha resultado no serlo. Podría citar varios proverbios que vienen al pelo como "Nunca digas, nunca jamás", o, "Nunca digas, de éste agua, no beberé". Lo que está claro es que no siempre lo más grande, lo más gordo, lo más potente, lo más sofisticado y lo más caro, resulta ser lo mejor. A veces, las cosas sencillas, económicas, equilibradas, sin excesivos alardes ni sofisticaciones resultan ser las mejores elecciones para la mayoría de los usos, sobre todo, cuando no necesitas compararte ni tienes necesidad de superar algún complejo de inferioridad. Sencillamente, no necesitas más y terminas dándote cuenta de que una máquina de menos de la mitad de precio y de mucho menor costo de mantenimiento te lleva a los mismos sitios, y según tus necesidades y gustos, disfrutas incluso más.

Una serie de circunstancias ajenas a mi voluntad han determinado la decisión del cambio. Reconozco que la R 1200 R es una excelente moto en su concepto, de las mejores roadster polivalentes que existen, pero era "demasiado" en todos los sentidos, y cuando digo en todos, es en TODOS. Yo, que no me considero friki de ninguna marca y que intento ser lo más objetivo posible en mis valoraciones, no tengo especial predilección por BMW, ni por Yamaha, ni por ninguna otra marca. Ahora bien, sí que partía de dos prejuicios: que BMW era lo máximo en calidad, sofisticación y robustez y que las cuatro grandes marcas japonesas de motocicletas tienen un standard de fiabilidad inalcanzable para el resto. El primer prejuicio se me ha derrumbado por completo, el segundo, de momento, sigue firme en mi mente mientras no se demuestre lo contrario.

He tenido que probar lo básico y lo sofisticado para darme cuenta de que, como he mencionado antes, lo segundo no siempre es lo mejor. La R 1200 R era demasiado grande, aparatosa, pesada y cabezona para la mayoría de los usos que no fueran rodar kilómetros sin descanso por buenas carreteras, donde su aplomo da mucha seguridad y confianza. Tras haber pasado por la ER6 N, me he dado cuenta de que este concepto de moto media es el ideal, si exceptuamos las trail de media cilindrada (Tiger 800 y F 800 GS) más polivalentes aún pero más caras que las naked medias. Valen para todo, tanto para uso rápido y ratonero de ciudad y alrededores como para rutear en carretera. Un equilibrio entre potencia y peso difícilmente igualable por las grandes motos naked, ruteras carenadas o maxitrails, más enfocadas a un uso casi exclusivo de carretera, con gran capacidad de carga y prestaciones pero con un coste, peso y tamaño igualmente alto que las entorpece en un uso más habitual.

Bueno, voy a dejarme de rollo y contar el cambio. En definitiva, que he vuelto a los orígenes de mi reentrada y me he decantado por una moto del segmento medio donde se encuadrarían  la Kawasaki ER6 N, Suzuki Gladius, Ducati Monster 696, Honda CBF 600 (ya descatalogada) o las nuevas Yamaha MT-07 o Benelli BN 600. La decisión final ha recaído en la Yamaha XJ6 N en su versión especial SP que incorpora el color gris mate, asiento doble regulable, tapas latarales en imitación a carbono y llantas negras. El principal motivo del cambio a este modelo concreto es que es un cuatro cilindros y... que estaba en oferta. Nunca había tenido motos de cuatro cilindros y añoraba la suavidad, sonido y dulzura de estos motores, acostumbrado como estaba a la rudeza de los motores mono y bicilíndricos. Una meditada decisión, ya que también estaba la posibilidad de adquirir la Fazer S2, pero con un motor mucho más puntiagudo y deportivo. También descarté la CBF 600 por estar descatalogada y los tetracilíndricos de 800 por irse ya de peso y precio. En un futuro en el que prefiero no pensar mucho (Carpe Diem, vive el presente), mi moto ideal sería la Triumph Tiger 800, un tricilíndrico con tacto de tetra, trail polivalente y contenido peso, pero como siempre, se me iba de precio y... eso es otro capítulo.

Así pues, la Yamaha XJ6 SP es la sexta motocicleta en mi historial motero. Sucede a la BMW R 1200 R, que hasta ahora ostenta un modesto récord en tiempo y kilómetros. Es la cuarta que adquiero a estrenar. Ya no voy a decir más veces si será la definitiva, pero cada vez estoy menos dispuesto a meterme en créditos y tengo claro que no me gustan las motos grandes y pesadas. Sólo una trail media de 700-800 me podría tentar más, pero para esos usos medio-camperos ya tengo la Keeway TX 125 S, así que.... ¿quién sabe?


Yamaha XJ6 SP junto a un solitario almendro, 
cerca del "Camí de la Torre".


1 Km. en el odómetro. Esa es la distancia desde el
concesionario hasta la gasolinera, realmente tenía "0" km.






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