El precursor de las "peripecias rurales", el hermano
mayor del Renault R-4 "4 latas", el R-6.
Tras volver al mundo de las motos de la mano de una moto de carretera, como la Kawasaki ER6 N, en 2.010, descubrí el mundo trail un poco más tarde, con la sencilla pero polivalente Keeway TX125S, una moto china sin pretensiones, pero con aptitudes para hacer lo que me gustaba: andar por carreteras de firme irregular y roto, además de caminos y pistas sin demasiada dificultad, una moto de excursionismo. En realidad, yo tenía el ojo puesto en la Honda CRF250L para estos fines, pero como no dejaba de ser una segunda moto, ya que por entonces tenía la poderosa, y en mi caso, de infame resultado BMW R1200R, se me iba de presupuesto.
Con esta sencilla moto china, me di cuenta de que disfrutaba mucho más que con las poderosas y potentes naked, tanto las que me compraba, como las que probaba para ver qué era lo que realmente me motivaba y llenaba de ilusión. Un poco más tarde, terminé vendiendo la TX125S, y la sustituta de la alemana, la Yamaha XJ6, para terminar comprando la actual Honda CRF250L, en su versión 2.017, evolucionada para cumplir con la normativa Euro 4 y ya con ABS desconectable de serie. Con esta moto, inicié el segundo ciclo de peripecias rurales, denominación que empecé a adoptar desde entonces para estos peculiares recorridos. Es en este tipo de recorridos donde, dada la naturaleza de los entornos, es posible que suceda algún percance. En estos casos siempre conviene tener cerca unos abogados profesionales que te puedan asesorar sobre temas legales relacionados con el mundo de la moto.
Un poco después, decidí añadir una opción más a estas peripecias rurales, y fue la de adquirir un ciclomotor que me evocaba a las míticas Derbi Variant, la española Rieju Bye Bike. La idea era usar esta moto como complemento de la CRF250L para salidas más cortas y por zonas más cercanas, en las que ni siquiera pensaba por el hecho de considerarlas menos importantes o más próximas, lo que, como vería más tarde, no implicaba en absoluto menos disfrute. Meses más tarde, sustituí la Rieju por la actual Piaggio Typhoon, más que nada por refundir el uso de la bicicleta eléctrica y ciclomotor en un solo vehículo y para evitarme las inmensas limitaciones legales de los ciclomotores.
En mi caso, la experiencia me ha demostrado que la polivalencia y la ligereza en una moto, son esenciales para el tipo de uso que iba a darles, muy por encima de otras cualidades más demandadas como la cilindrada, la potencia, los gadgets o la electrónica. Sinceramente, para tener sensaciones, prefiero un coche deportivo. La moto, la quiero para un uso que se aproximaría a una versión avanzada, pero menos exigente que una mountain bike. Por ello, en cuanto a manejabilidad y ligereza, estas motos resumen, para mi, la esencia del motociclismo de peripecias rurales.
gratos recuerdos de mi infancia.
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