lunes, 21 de marzo de 2016

Érase una vez una historia para no contar

Lunes, 21 de marzo de 2016. Hace casi dos años...

... Érase una vez un motero que quería cambiar de moto. Corría el mes de noviembre de 2011, llevaba ya casi año y medio y unos 10.000 km con la Kawasaki ER6N y empecé a pensar en renovar la moto por una más potente, mejor equipada y con ABS. No es que se me quedara "corta", ni mucho menos, pero todo motero suele mirar las motos de gran cilindrada como el objetivo a conseguir, y ya de paso, que fuera más segura al incorporar elementos como el ABS, frenada combinada y suspensiones de más calidad. Ante la perspectiva de continuos cambios, decidí ir a por lo que creía que era "lo más" en motos.

Tras muchas cábalas, sobre si nueva o usada, y el modelo en cuestión, me dirigí a un muy conocido, y presuntamente fiable, compraventa de motos usadas en la localidad de San Juan (Alicante). Vi una R 1200 R de ocasión, del 2007 con 33.000 km. y me decidí por ella. Pensaba que comprar una moto de una prestigiosa marca alemana, en aparente buen estado y en un concesionario compraventa conocido sería una garantía, aunque ellos mismos las publicitan como "motos en gestión de venta", es decir, hacen de meros intermediarios entre comprador y vendedor, gestionan la financiación y la tramitación de documentación, pero no dan garantía como tal. De este modo, se evitan los gastos de poner las motos a su nombre y se autoeximen, en cierto modo, de responsabilidad, al no dar garantía alguna. Todo ganancia, todo negocio, bajo la premisa de "facilitarte" el gasto de dinero.

No me comentaron absolutamente nada de los problemas que había tenido la moto, aunque mi mente captó dos "detalles" que no me pasaron inadvertidos, lo que me hace sentirme más culpable. No les hice caso ya que estaba cegado por la ilusión: uno fue que el vendedor me dijo que la moto estaba revisada "hasta el último tornillo". Yo me dije ¿hasta el último tornillo? ¿una moto con poco más de 30.000 km y cuatro años, de un fabricante prestigioso, con "tanta" revisión? Otro detalle que advertí fue que el aleteado de los cilindros tenía cierta coloración amarillenta, producto -probablemente- de una cuantiosa pérdida de aceite que se había resecado sobre los cilindros, decolorándolos. Un tercer detalle sospechoso fue que, el cambiar el protector de cilindros delantero derecho, el tornillo delantero fue casi imposible quitarlo, estaba como adherido -probablemente- por un sobrecalentamiento que había casi soldado tornillo y rosca. Aunque advertí todos esos detalles, me negaba a admitir que pudieran ser síntoma de algo tenebroso. Una vez más, se suele aprender más de los errores.


El propio fabricante ya advierte de la necesidad
de controlar el nivel de aceite, dado su alto consumo.


El caso es que, pasados unos seis meses, empezaron los problemas: comenzó a encenderse el testigo del ABS en marcha. Consultados foros y casos similares, entendí la gravedad de la situación: el modulador del ABS comenzaba a dar fallos. Este parece ser un problema congénito de este modelo en esos años de fabricación. Un par de meses más tarde surgió otro problema: el motor empezaba a sonar "raro", como si tuviera un excesivo juego de válvulas pero más basto. Una especie de campaneo que yo atribuía al juego de válvulas excesivo pero que no quería creer que fuera algo más grave.


Modulador ABS, el elemento electro-mecánico
encargado de evitar el bloqueo de las ruedas y de
repartir la presión de frenado.


Poco antes de cumplir un año de la compra y ante la persistencia y gravedad de los dos problemas, junto con la "temible" revisión de los 40.000 km en los motores bóxer (por lo extensa y cara), se me presentó la duda: llevarla al famoso compraventa donde la adquirí o al propio concesionario oficial de la marca. Por un lado pensé en llevarla al primero y presentar la oportuna reclamación. Como he dicho, ellos mismos se autoeximen al decir que tienen las motos en "gestión de venta"  y no dan garantía como tal, pero la gravedad de ambos problemas me hacía intuir que alguna solución deberían darme. Por otro lado, sabía que el concesionario oficial de la marca solía hacerse cargo de los moduladores ABS defectuosos, o de problemas graves, si la moto había sido atendida en el mismo. Como disponía del libro de revisiones sellado, a falta de una sola revisión (la del famoso compraventa), que el mismo concesionario oficial me advirtió que no valía como revisión oficial, decidí finalmente llevarla al oficial ya que me ofrecía más confianza e intuía el respaldo del fabricante. Efectivamente, la marca se hizo cargo del importe completo del modulador, una cifra de escándalo. Respecto al ruido "raro", el jefe de taller me comentó que se debía a un espárrago del cilindro izquierdo que se había trasroscado, posiblemente por un exceso de par de apriete. Me pusieron un helicoil en la rosca del bloque de aluminio dañada, y aparentemente, problema resuelto, aunque había un "pero". Se me quedó una cara de pasmo y espanto cuando el responsable del taller me comentó que, al desmontar el cilindro para arreglar el problema, vieron que las piezas internas del motor tenían una coloración azulada-morada que denotaba que el motor había sufrido un recalentamiento intenso, así como tener el pistón del cilindro izquierdo con rayaduras. Le comenté que no sabía nada de eso y que en el famoso compraventa de San Juan no me habían advertido de nada. No me lo dijo claramente pero advertí, por su expresión, que me quería decir que ese motor estaba condenado a una vida corta.


Motor bóxer 1200 de 4 válvulas por cilindro y un
árbol de levas en cabeza. Se considera "normal"
el consumo de aceite y precisa un riguroso control.


Como se suele decir "se me cayeron los palos del sombrajo" con mi flamante moto de alta cilindrada de un fabricante de prestigio. El caso es que unos días después, tras probar la moto, seguía haciendo el ruido extraño. Volví a llevarla y el mismo jefe de taller, al escucharlo de nuevo, me dio un nuevo diagnóstico: campaneo de cilindros. Me comentó que para arreglarlo había que cambiar pistones y cilindros. El presupuesto de las piezas daba para comprarme una moto como la TX, vamos, de traca. Lo que antes parecía deberse al espárrago trasroscado, ahora se debía a excesiva holgura pistón-cilindro ¿con 40.000 km? Comencé a desconfiar también del taller oficial.

El caso es que como funcionaba "razonablemente bien", a pesar del campaneo y de ser consciente de que me habían engañado vendiéndome una moto con el motor severamente sobrecalentado y mal reparado para revenderla, decidí seguir con ella y andar mientras no me diera más problemas. Puede parecer una premonición, un aviso o como se quiera llamar, pero esa misma mañana me fui a dar una vuelta de unas decenas de kilómetros con la moto y cuando estaba retornando, empezó a dar tirones, escuché un ruido espantoso como a engranaje roto en el cilindro derecho y el motor se paró, haciendo un ruido como de cascabeleo continuado. Sólo intenté arrancarla una vez y ante la gravedad del sonido decidí no actuar más. Me quedé tirado, llamé a la grúa y al concesionario oficial.

Nuevamente, y ante la perspectiva de una grave avería, se me presentó la duda de si llevarla al famoso compraventa de San Juan, o al taller oficial, donde presumía nuevamente el respaldo de fábrica, pero cuyo jefe de taller me había hecho dos diagnósticos distintos sobre un mismo problema. Finalmente, y como la moto hacía poco más de un mes que había sido revisada en el taller oficial, decidí llevarla al mismo. Tras desmontar el cilindro derecho, entendí la magnitud del daño: se habían roto las dos válvulas de escape del mismo, dañando severamente el pistón, la culata y el propio cilindro, posiblemente, al estar debilitadas o quemadas por el intenso sobrecalentamiento.

Comentando estos hechos con el jefe del taller oficial, le sugerí la posibilidad de llevar la moto al famoso compraventa de San Juan, exponerles el problema y reclamarles en consecuencia. Por mucho que digan que tienen las motos "en gestión de venta", la gravedad del problema era de tal magnitud que alguna responsabilidad deberían tener, puesto que no me advirtieron de nada y yo pagué como si la moto estuviera en buen estado. Finalmente, tras comentar los pros y contras de la situación, decidí dejar la moto en el taller oficial y exponer el problema a fábrica, ya que tampoco es normal que una moto de una firma de prestigio, con ese kilometraje, sufra una avería tan grave, con lo que entendíamos que algún apoyo del servicio postventa debería tener y obviar el famoso compraventa de San Juan, del que intuía que poco apoyo iba a tener, y que de tenerlo, habría sido para salir del paso y con una solución de compromiso.


Corte esquemático del motor bóxer 1200 refrigerado
por aire-aceite en su versión 2006-2010. 


Tras más de un mes en el taller oficial, y aconsejado por el jefe del mismo, me repararon completamente el motor. No sólo lo que se había roto sino una reparación total. Prácticamente se cambiaron todas las piezas móviles del motor, salvo el cigüeñal y una culata. La cifra total resultante de la reparación no la reproduzco porque es espantosa. Es cierto que la fábrica se hizo cargo de la mitad del coste total de la misma, pero aún así, duele recordarla. A pesar de todo, pensaba que tenía una moto "nueva", bueno, con el motor nuevo. Así que... ¡ a disfrutar!

En el período anterior a estos hechos, y tras la reparación, tuve otros dos pequeños percances que no me han pasado en mi vida con ningún vehículo: me quedé tirado dos veces sin gasolina. El tema es que el aforador de estas motos (el dispositivo que marca el nivel de gasolina) también es otro componente que tiene un deficiente diseño y es algo congénito en dar problemas en este modelo. Una minucia comparado con los anteriores, pensé.

Pero no, no acabaron ahí los problemas. Unos meses después, empezaron los nuevos. Se empezó a encender esporádicamente el testigo que marca la presión de los neumáticos, lo que indicaba que las baterías que alimentan los sensores que tiene en las llantas para estos menesteres estaba llegando al final de su vida útil. Como no se puede cambiar la batería, ya que es un componente estanco, tocaba cambiar el sensor completo de ambas ruedas. Nuevamente, una minucia comparado con los anteriores, pensé.

Tampoco fue el último. Poco a poco, empezó a perder aceite por la barra derecha de la horquilla. No era una pérdida severa, pero indicaba que el retén de dicha barra comenzaba a deteriorarse. La lógica dice que arreglar no se iba a arreglar solo, con lo que únicamente puedía ir a peor. Otro problema a arreglar, otra minucia comparado con los anteriores, pensé nuevamente, pero uno tras otro.

No, no fue el último. Unos meses tras la reparación del motor, y aunque también lo había hecho esporádicamente antes, comenzó a pararse de vez en cuando al ralentí cuando la moto estaba caliente. También parece ser un problema congénito de estos motores bóxer. Cuentan con un dispositivo que se encarga de mantener el ralentí: los "motores de ralentí", que parecen ser la causa del problema. El caso es que cuando le viene en gana, cuando el motor estaba caliente y caía al régimen de ralentí, se paraba. Unas veces arrancaba bien, y otras arrancaba cuando le parecía. Nuevamente, la llevé al taller oficial, puesto que ya el famoso compraventa de San Juan no lo tenía en consideración. Me revisaron y -presuntamente- arreglaron el problema. Ciertamente, parece que el problema disminuyó, aunque no desapareció, ya que no se me volvió a parar en caliente salvo de manera muy esporádica y arrancando bien tras una parada, en fin... Intenté "conformarme".


Motor-válvula de ralentí. Otro dispositivo electro-
mecánico encargado de regular el régimen de ralentí
en los motores bóxer.


Tampoco fue el último problema. Aproximadamente al año de la reparación completa del motor, surgieron dos nuevos. Por un lado, cuando el motor estaba caliente y la temperatura exterior era alta, al ralentí se encendía -parpadeando- el testigo de la presión de aceite, lo que indicaba una presión insuficiente. Poco después, empezó a hacer un ruido como de "castañeteo" en el cilindro derecho. Nueva visita al taller oficial. Tras más de quince días de la moto en el taller el jefe del mismo me comentó que, respecto al problema del encendido del testigo de presión aceite, la habían probado y el circuito "daba buena presión", por lo que pensaba que el problema era del manocontacto de presión de aceite. Me lo cambiaron y -presuntamente- se arregló el problema. Respecto al ruido de "castañeteo", se trasroscó un nuevo espárrago de cilindro. En esta ocasión, del cilindro derecho. Nuevo helicoil y problema arreglado.


Ni en las motos chinas hacen esto, pero en los talleres
de la "prestigiosa" marca alemana, sí: el chapucero
abuso de la pasta selladora de juntas.


Tengo que decir que, tras esta enésima visita al taller oficial, la moto iba fenomenal, tenía una fuerza, un empuje y un calibrado que parecía un avión... daba la impresión de que tenía una moto nueva hasta que... meses después, se volvió a encender el testigo de presión de aceite al ralentí cuando la moto estaba caliente. No podía, ni quería creer, que se hubiera averiado nuevamente el manocontacto de presión de aceite, que me acababan de cambiar hacía unos meses. Comencé a pensar que el problema no fuera del manocontacto sino de una deficiente reparación del motor, o de algún componente interno mal montado o conducto de aceite parcialmente obstruido por el abuso de pasta de juntas. Esto fue la gota que colmó el vaso de mi paciencia. Muy a mi pesar, por el dinero mal gastado e irrecuperable, el tiempo empleado, los disgustos y las ilusiones rotas por tener una moto de una emblemática firma y de tan infame resultado, decidí no llevarla más a reparar y ponerle punto final, deshaciéndome de la misma. Desde el momento de la compra, en el famoso compraventa de San Juan, habían pasado unos dos años y siete meses y, aún así, había hecho unos 19.000 km.

Esta es la bochornosa historia, y casi dos años después de desprenderme de la moto, así la recuerdo. Muchas veces he pensado en si escribir, o no hacerlo, sobre este lamentable episodio motero. Es bien sabido que la basura, cuanto más se remueve, peor huele, pero no es menos cierto que también me sirve de desahogo. Finalmente, me he decidido a contarla ya que es algo que forma parte de mis recuerdos -moterilmente hablando- y que, aunque ya no tenga remedio, creo que es bueno que se sepa, y yo me quedo más a gusto contándola y haciéndola pública, sin dar nombres, pero exponiendo los hechos tal y como sucedieron. La que pudo haber sido mi mejor moto, la moto total, el mejor de mis vehículos, se convirtió en el más grande de los fiascos en el mundo del motor de Deiotarus.





sábado, 12 de marzo de 2016

La Rambla Salada de Albatera

Sábado, 12 de marzo de 2016. Hace más de dos años descubrí parte de estos parajes por primera vez. Se trataba de la Rambla de Las Ventanas. A este emblemático lugar se accede por el llamado camino de la sal, desde la Vía Pista (canal Tajo-Segura) atraviesa la sierra de Crevillente de sur a norte, bordeando la rambla y una cantera en dirección a Hondón de Los Frailes. Se llama así porque también se puede acceder a las "Ventanas", formaciones geológicas en forma de oquedades en la roca arenisca producto de la erosión y a la "Rambla Salada", un especial y espectacular paraje que destaca por la acumulación de sal en la superficie producto de la sal que mana de los contactos de los materiales permeables (calizas, dolomías y areniscas) con los impermeables (arcillas y yesos).


Camino de la Rambla Salada de Albatera


La Rambla de Las Ventanas fue uno de los primeros caminos que recorrí con la TX hasta la cuesta de la muerte, poco antes de llegar a la cantera en dirección a Hondón. A las Cuevas de Las Ventanas llegué unas semanas después, bordeando el camino que parte hacia la Rambla Salada. A esta última he llegado hoy... andando, ya que es un lugar impracticable para acceder en moto. Hasta el punto de inicio de la ruta senderista he llegado en... lata, el incombustible Clio 2 Fase 1 de 58 CV.

Lo bonito de la ruta comienza cuando el camino se desvía hacia la cresta de Las Ventanas rumbo a la Rambla Salada. Esta relativamente bien señalizada con estacas con rayado blanco y amarillo, o puntos verdes que indican los principales desvíos. Lo más directo es seguir el canalón por donde discurría el agua, atravesando varios pequeños acueductos que conducen al barranco que, a su vez, desemboca en la Rambla Salada.

Una vez que llegas, tienes una vista espectacular de las formaciones blanquecinas de sal bordeando los arroyos que discurren por la rambla. En esta época del año no había mucha agua ya que las precipitaciones han sido escasas, pero aún así se oye el relajante ruido del agua y se puede andar, con cuidado, por los bordes llenos de sal hasta que llegas a una zona de balsas que converge en un estrecho desfiladero, mucho más angosto y ya de paso más complicado. Llegado a este punto decidí no continuar ya que me parecía demasiado dificultoso y tampoco iba sobrado de tiempo.

Resumiendo, unas 3 horas de senderismo, entre ida y vuelta y un paraje que merece mucho la pena contemplar, oír y pisar. España, sin ir más lejos.


Inicio de la ruta. Un descenso por una pista forestal
en buen estado, aunque con grava suelta.


Mirando al norte se ven las crestas de "Las Ventanas"


Uno de los canalones por los que se ataja el camino.
En tiempos, cauce del agua.


Cuando llegas a la Rambla Salada, desde la senda,
tienes esta perspectiva mirando al sur.


Y esta, mirando al norte.


En esta época del año no había mucha agua y los
depósitos de sal se aprecian mejor.


Uno de los pasos estrechos de la rambla, mirando al sur.


Detalle de la acumulación de sal que, en ciertas zonas
es impresionante.


Cantos rodados, sal y agua, la tónica del recorrido.


Una de las zonas más bonitas del recorrido, el 
conjunto de balsas y cascadas que convergen desde
el estrecho desfiladero.


Desde otra perspectiva se aprecian más cascadas y
balsas. Teóricamente, el recorrido continúa por
ese desfiladero, para los más atrevidos.


No lo hice a propósito, pero iba de negro, hasta la
gorra. Gran contraste con lo blanquecino del entorno.












Estoy harto de las motos

Sábado, 12 de marzo de 2016. Estoy harto de motos. Bueno, voy a matizar un poco esta rotunda afirmación, empiezo a hartarme de las motos. Me gustan las motos, obviamente, pero no es lo único que me gusta, ni siquiera lo que más me gusta, ni tampoco a lo que más tiempo le dedico, pero sí es lo más costoso, hablando de aficiones. Ya he tenido dos recaídas: la primera, cuando pensaba que, de invertir dinero, mejor hacerlo en un coche bueno que en una moto de gran cilindrada. La segunda, cuando puse a la venta la XJ6. No sé si es el final de un ciclo o el comienzo de otro, pero estoy comenzando a sentir las punzadas de los inconvenientes de estos, normalmente, pasionales vehículos. Quizá el problema sea derivado de mi propio carácter: me gustan muchas cosas y no puedo abarcarlo todo. Empiezo a darle vueltas a los evidentes inconvenientes y no es buen síntoma: A los ya evidentes defectos de el precario equilibrio al ir únicamente sobre dos ruedas, el riesgo de caídas y accidentes, la acción de el viento y el frío y el no poder llevar casi carga, veo todavía peor el tener que ir vestido de manera especial para ir protegido, lo que te imposibilita realizar otras muchas acciones al bajarte del vehículo.


"Si quieres, puedes",  dice el proverbio. Lo que no dice
es cómo. También hay otro que dice "palos a gusto no duelen"


Con la anterior introducción quiero ir a parar a otra afición que choca frontalmente con ir en moto: el senderismo. Llevaba tiempo dándole vueltas a este tema, pero no fue hasta la semana pasada cuando lo sentí realmente al realizar la ruta del Pitón Volcánico de Cancarix en coche, en vez de en moto. Si iba vestido de motorista implicaba cargar con la pesada, calurosa e incómoda ropa protectora, lo que supone un enorme sobreesfuerzo para andar por sendas, caminos o campo a través. Si llevaba ropa más ligera y apta para caminar, sería totalmente inadecuada para ir en moto por su falta de protección ante el frío y posibles caídas ¿Resultado? mejor ir en coche y vestido adecuada y cómodamente para la ocasión.


Una pareja de moteros bien equipada irradiando felicidad.
Ahora, se irán de paseo o de senderismo...


Ya tuve oportunidad de hacer senderismo con ropa de moto en dos ocasiones. La primera a la Sima de Jaime "El Barbudo". Esta consistía en un agreste ascenso por un pseudocamino en la sierra de Crevillente, pero de relativa corta longitud. Era el mes de mayo y tuve que ir con la bolsa de utensilios en una mano y la cazadora perforada en la otra. Incómodo pero aceptable. En la segunda, la ruta a la Batería de Cenizas, hace unos meses, con la XJ6, para llegar a las baterías, y volver, tuve que caminar unos 6 km. y era una pista en muy buen estado para andar, pero pertrechado con el pesado chaquetón de cordura, los pantalones vaqueros con protecciones y las botas Magnum, quizá lo único realmente apropiado para caminar. Poder se puede, pero el resultado fueron rozaduras en las rodillas por las protecciones de los pantalones, una sudada impresionante, y eso que estábamos en diciembre -claro que aquí habría que matizar que fue un diciembre más propio de una primavera en el sudeste de España- una incomodidad absoluta, al tener que cargar en la mano con el chaquetón  y ampollas en los talones y varias zonas de los pies, aunque esto último lo achaco también a la falta de "callo" en los mismos más que a la inconveniencia del calzado. Encima tuve que dar gracias que, al llevar top case, pude dejar el casco en el mismo, si no ya hubiera sido de sufridor nato.


¡Viva la aventura! Es que esto de ser motero es
una pasada oye. ¡Qué manera de disfrutar!


A estas afirmaciones se pueden oponer otras razones como: compaginar aficiones, una semana una y otra, las demás; ir en moto con ropa que no sea de moto; llevar ropa de repuesto en unas maletas laterales o mochila... pero todas conducen a lo mismo: más incomodidad y menos tiempo a repartir entre actividades, con el añadido de que las motos son una afición... cara, tanto más cuanto mayor cilindrada y gadgets tenga, salvo que el presupuesto destinado a la misma se compense con un exhaustivo uso.

Otro punto relacionado, en cierta forma, con lo expuesto es que, tras más de cinco años de rutas y recorridos en moto dentro del radio de acción que me permite el tiempo disponible, creo que no quedan muchos sitios que "descubrir", por lo que o aumento el radio de acción a sitios más lejanos, lo que veo ciertamente difícil en la situación actual, o cambio a una actividad que me enganche nuevamente a sentir esa sensación de ver algo "nuevo", o lo mismo, pero desde otra perspectiva.

La conclusión parece evidente, pero de momento, me niego y me resisto a aceptarla, con lo que me ha costado llegar a esta segunda etapa de motero, tras veinte años de ausencia, y con la percepción que tengo de que el tiempo pasa muy rápido y no vuelve... Una solución intermedia sería vender una de las motos, la XJ6, como ya intenté, y me retracté, hace un par de meses.... Quizá sea la menos mala de las soluciones...






viernes, 4 de marzo de 2016

Pitón Volcánico de Cancarix 2.0 (versión enlatada)

Viernes, 04 de marzo de 2016. El destino es caprichoso, pero es así. Hoy hace tres años y un día que visité este paraje por primera vez: el Pitón Volcánico de Cancarix en la localidad del mismo nombre (Hellín, Albacete). La pertinente conjunción planetaria ha permitido que hoy volviera a ese paraje más preparado para hacer algo de senderismo y poder fotografiar con más detenimiento sus alrededores. También, como casi siempre, la falta de tiempo me ha impedido realizar el recorrido senderista completo de unos 7,5 km lo que, bien visto, no deja de ser una excelente excusa para volver a visitarlo con más tiempo y pausa.


Camino del Pitón Volcánico de Cancarix


Me remito a lo dicho en la anterior visita sobre las características de este accidente geológico, que bien merece una visita con tiempo, para realizar un recorrido a pie por su entorno, tan agreste como bello. Además, para las fechas que estamos, el tiempo y temperatura han sido magníficos, lo que me ha permitido caminar la totalidad de la parte de la senda en camisa, pero tampoco con tanto calor como para resultar sofocante.

Me hubiera gustado más haberla hecho en moto, pero como reza el título, en esta ocasión ha sido una ruta "enlatada", en un Clio 1.2 de 58 CV con casi 15 años, más lento que el caballo del malo. Aún así, acostumbrado a realizar rutas de media distancia con una 125 de 11 CV, incluso el Clio parecía "rápido", pero no es lo mismo. De todas formas, al contrario que el credo motero, aquí lo importante ha sido el destino, no el camino, aunque también he disfrutado, de aquella manera, del recorrido. El tema es que, de haberlo hecho en moto, con el equipamiento motero adecuado, no hubiera resultado muy agradable para caminar por estos agrestes parajes, por lo que he decidido llevar ropa más ligera y cómoda para andar bien, aún a costa de ir en una lata vieja.

Resumiendo, una agradable mañana invernal, más propia de la primavera, por un paraje totalmente recomendable para los amantes del senderismo y de la geología. Queda pendiente una nueva visita para realizar el recorrido senderista completo.


Panel descriptivo de la georuta 1 a la base de la montaña.


Inicio de la georuta 1 en suave ascenso y entre pinos.


Hay que tener cuidado. Aunque nos creamos el ombligo
del mundo, hay más animales y las abejas también existen.


Imagen del Pitón Volcánico desde la primera parada
de la georuta 1.


Panel informativo en la parada de la georuta 1, una
senda de alrededor de 0,5 km.


Perfil de rocas en la base del pitón en lo que debió
de ser una erupción hace unos siete millones de años.


Al final de la senda hay un pequeño espacio circular
desde el que se tiene esta imagen del volcán.


El tiempo era inmejorable para un 04 de marzo. En
mangas de camisa por el monte, unos 18-20 grados.


Panel informativo de la georuta 2, un sendero
circular que recorre todo el pitón volcánico.


Inicio de la georuta 2, la senda circular que recorre
el paraje, de unos 7,5 km.


Llegados a un punto, tienes que decidir: la derecha
o la izquierda, senderilmente hablando. Es circular.


A media distancia, y desde otra perspectiva, se tiene
esta otra imagen del volcán.


Una vieja lata, pero que me llevó y me trajo a lo
largo de casi 300 km.


Imagen Google del pitón volcánico con las dos
georutas marcadas en rojo, la segunda, a pesar de
la imagen, es circular, de unos 8 km.


En la época en la que yo hacía lo que ahora se llama
"senderismo" no había una red de senderos señalizada.
La comarca de Campos de Hellín tiene varios que merecen
mucho la pena.





















miércoles, 2 de marzo de 2016

Polvorín de Chinchilla 2.0 (versión adventure)

Miércoles, 02 de marzo de 2016. Hoy, por fin he podido realizar la ruta de largo recorrido que conduce hasta el antiguo polvorín abandonado de Chinchilla en Chinchilla de Monte Aragón (Albacete). Esta versión la denomino "adventure" ya que transcurre íntegramente por carreteras comarcales y locales y caminos rurales.

Hace unos meses realicé una primera incursión a este paraje con la XJ6. Inicialmente solía ir hasta el cercano cerro de "La Tinaja" (CorralRubio, Albacete) por la A-31, autovía de Madrid, cuando no conocía demasiadas carreteras de la zona. Cansado de la monotonía de esta carretera, decidí buscar rutas alternativas que combinaran, al menos, ambos tipos de vías. Surgió la versión mixta que consistía en ir por la autovía hasta Villena, dirección Yecla, para tomar la carretera que conduce hasta Montealegre del Castillo y CorralRubio. Esta ruta es la que he estado tomando durante muchas salidas por estos parajes.

La versión "adventure" es totalmente diferente. Partiendo desde Alicante, tracé una ruta que bordea la parte sur de Elche por la CV-851 hasta el Realengo, dirección Albatera, Hondón de Los Frailes, Algueña, Pinoso, Yecla, Fuente Álamo, Pétrola, Horna, se desvía por la infame AB-402 y termina en un camino rural de unos 6 km que conduce finalmente hasta el polvorín. Esta es la ruta que he seguido hoy con la TX. Han sido unos 352 km lo que supone estar más de seis horas encima de la moto con enormes variaciones de temperatura: calidez en la salida y frío y viento por la zona de aerogeneradores de Horna.

La ruta ha sido muy entretenida, si bien se me ha hecho un poco larga, en la fase de ida, principalmente por el desconocimiento y mal estado de la parte final de la misma y por el frío y fuerte viento en contra que he soportado hasta el final. He repuesto fuerzas en la gasolinera cercana al cerro de "La Tinaja" y he retornado por la carretera de CorralRubio. Lamentablemente, la minicámara de vídeo me ha jugado una mala pasada y se ha corrompido el fichero que contenía la filmación, probablemente, por quedarse sin batería durante la toma de imágenes, con lo que me he quedado sin vídeo de la parte final del recorrido y llegada al polvorín.


Perfil de la ruta de ida desde Hondón de Los Frailes.


Ubicación antigua, y nueva, del polvorín de Chinchilla


El camino que sale, a la izquierda, conduce al polvorín,
partiendo de la AB-402, tras unos seis km. El asfalto está 
mucho peor que en la foto y el camino, también.


Parte final de la ruta: un camino rural de unos 6 km
desde la AB-402. No está mal, pero tiene de todo,
torrenteras, surcos, piedras, piedrones, ramas bajas...


Panorámica de la carretera que conduce a las instalaciones
militares desde los polvorines.


Uno de los muchos polvorines abandonados.


La TX se portó fenomenal, como siempre, a pesar
del frío y fuerte viento en contra. Deiotarus también
se portó, como no podía ser de otra manera.


Una de las abandonadas garitas de vigilancia. Sólo
pensar estar ahí arriba haciendo guardia de madrugada,
da miedo y frío.


Estos otros silos de munición tenían pintura de
camuflaje.


Interior de uno de los silos. Es bastante mayor de
lo que aparenta por fuera.


Restos de la espina dorsal de algún  mamífero... ¡glup!


Los graffitis abundan en muchas de las instalaciones.


Revisando los alrededores de los silos de munición.


Calle central de la zona de acuartelamientos.


Más graffitis y pensamientos grabados en las ruinas.


Ya de vuelta, la nieve seguía haciendo acto de 
presencia en las cercanías del cerro de "La Tinaja".












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