lunes, 29 de diciembre de 2014

Pisando la Route 66 en XJ6 SP

Sábado, 27 de diciembre de 2014. Tener dos motos es lo que tiene. Cuando haces algo con una, la otra tiene celos y quiere lo mismo. Hace unas semanas tuve la oportunidad de pisar la Route 66 en la TX 125 S, un terreno que le viene que ni pintado a las características de la máquina. Tarde o temprano sabía que tendría que volver a pisarla con la XJ6 SP, ya que si no, me faltaría "algo". Dicho y hecho, hoy he tenido la oportunidad de repetir la gesta e inmortalizar el momento. Pisar la famosa "Route" con una moto ya es algo legendario, pero hacerlo con dos motos diferentes, ya roza la epopeya. Empiezo a pensar que, si algún día vuelvo a cambiar de moto, también debería repetir este evento, de manera que todas tuvieran ese recuerdo en sus bielas...


Pisando la Route 66 en la XJ6 SP


Al ser la segunda vez que disfrutaba del genuino sabor americano, tuve un encuentro de sensaciones. Aprecié mejor las irregularidades del terreno, la climatología, los guijarros, los arbustos, el viento... El logotipo de la Route 66 lo dibujé una y otra vez con la vista, lo memoricé en la retina, me sentí único, en definitiva, ese conjunto de percepciones que te hacen disfrutar de y con un vehículo de dos ruedas... aaaaahhh! Soy feliz!


Otra foto para la historia: Deiotarus y su XJ6
 pisando la Route 66


Cada vez me gustan menos los cascos y ropa negros
pero este casco y ropa, han pisado, con Deiotarus, la 
Route 66 y eso ya es mucho decir.


Una naked japonesa, un casco y unos guantes en
la Route 66


¿Que no te lo crees? ¡Mira, mira, la Route 66!






domingo, 14 de diciembre de 2014

La sierra de La Pila 3.0

Jueves, 11 de diciembre de 2014. Continuando con la alineación planetaria que me permitió realizar la Vía verde del río Serpis, he aprovechado para realizar el segundo asalto al pico de La Pila. En el anterior hizo muy mal tiempo y no pude aprovechar las preciosas vistas que tiene desde su cumbre. En esta ocasión, el tiempo me ha acompañado en forma de un día otoñal despejado y muy luminoso, aunque con bastante frío para lo que estamos acostumbrados por estas tierras. El disponer de mayor tiempo y ser un día laborable, prácticamente en soledad, me permitió una subida más tranquila y recrearme en el entorno y los paisajes.


Descendiendo del pico de "La Pila".


Mi idea era llegar hasta La Garapacha y, en vez de subir por la carretera de Fuente Blanca para luego tomar la pista forestal que conduce a La Pila, partir directamente desde la población murciana por la pista forestal, pero no, faltaba el último planeta en la alineación. Como era un día de diario, imagino que a los operarios les tocaba hoy esta zona de obras y una máquina niveladora estaba arreglando el camino desde el mismo pueblo y me imposibilitaba tomarlo. El caso es que al final, calqué la ruta del primer ascenso, lo que visto desde el punto positivo, es una excusa perfecta para una nueva incursión en la que tomar ese camino y ya, de paso, aprovechar para ver el pico adyacente a La Pila, donde se encuentra la caseta de vigilancia forestal.

Entre idas, venidas y que aproveché para conocer algunas carreteras circundantes como la desconocida y tranquilizante A-25, auténtica recarga espiritual, al final fueron 219 km. de ruta pero conseguí el objetivo de llegar por segunda vez al pico de La Pila en un día de buen tiempo para las fechas que estamos.


Albergue "Cabezo de Turra" en la ruta de ascenso
a el pico de "La Pila".


Fuente Mina del "Engarbo" al borde de la pista forestal.


La TX en la cumbre del pico de "La Pila". Justo al lado
está el radar meteorológico de la Región de Murcia.


Mirando hacia el sur desde el pico de La Pila verías
algo parecido a esto. En el centro, la carretera MU-17A
que llega hasta La Garapacha desde Fortuna.


Vista suroeste desde el mismo punto. Se aprecia la
multitud de caminos que recorre la sierra de "La Pila".


Mirando hacia el lejano oeste. Esta es la última rampa
antes de llegar a La Pila. Como casi siempre, la imagen
no hace justicia a la poderosa pendiente de ascenso. Al
fondo, la caseta de vigilancia forestal, próximo objetivo.


Mirando hacia el frío norte. La sierra que se ve al 
fondo  es "El Carche". Soledad, quietud y silencio.


Faltaba la mirada hacia el este. La zona blanquecina
hacia la izquierda es la cantera de Algueña.


Deiotarus, y su TX, en la cima de La Pila. Menuda
diferencia respecto a la anterior vez, que tuve que salir
por patas -bueno, por ruedas- por la lluvia.


Pico de "Los Cenajos" de 1.226 m. donde se encuentra
la caseta de vigilancia forestal. El segundo pico más alto.






jueves, 11 de diciembre de 2014

Pisando la "Route 66"

Jueves, 11 de diciembre de 2014. Desde hace mucho, mucho tiempo, uno de mis sueños ha sido realizar la mítica "Route 66" como tiene que ser, en moto. Esta legendaria ruta que atraviesa los Estados Unidos de América del Norte de este a oeste, partiendo de Chicago, y acabando en Los Ángeles es una de las mecas de cualquier motero inquieto, junto con la de Cabo Norte en Europa.


Pisando la "Route 66" a bordo de la TX 125 S.


Como suele suceder, una serie de coincidencias, casualidades, alineaciones planetarias y conspiraciones universales se han confabulado para que ese sueño se haga realidad. Tal día como hoy, 11 de diciembre de 2014, puedo decir -y digo- que he pisado la  "Route 66" sobre una moto. No ha sido una Harley Davidson, como mandan los cánones, sino una más modesta Keeway TX 125 S, pero al fin y al cabo es una moto, tiene dos ruedas, motor y un manillar, con lo que me doy por satisfecho.

Voy a decirlo otra vez: he pisado la Route 66. Soy feliz.


Una foto para la historia: Deiotarus y su TX 125
pisando la Route 66.


Por su casco lo conocerás. Por si no quedaba claro.
La ocasión lo merecía.


Una moto, un piloto y un destino: la Route 66.













miércoles, 10 de diciembre de 2014

La Vía verde del río Serpis

Martes, 09 de diciembre de 2014. Una importante, y ciertamente inesperada, alineación planetaria me ha permitido realizar una ruta que tenía pensado hacer hace tiempo, pero que por motivos diversos no había tenido su momento. Hace unas semanas lo intenté, pero finalmente desistí. Este momento ha llegado hoy.

Se trata de la Vía Verde del río Serpis, entre el municipio alicantino de Beniarrés y el valenciano de Villalonga. Este camino, en realidad, es lo que queda de una antigua vía de ferrocarril que unía las poblaciones de Muro de Alcoy y Gandía.

Está en relativo buen estado, aunque tiene zonas de mucha piedra suelta del tamaño de puños, túneles sin iluminación y bordeaa barrancos y precipicios sin ninguna protección. Desde el mismo camino se tienen unas impresionantes vistas de paisajes kársticos.

Una vez pertrechado con el equipamiento invernal, me dispuse a enfrentarme a la ruta, que calculaba de unos 250 km, en un bonito día otoñal, pero con bastante frío y viento que incrementaba la sensación del mismo.  Partiendo de la población de Benifallim, calculé una ruta circular que pasaba por Beniarrés y su pantano, continuaba hacia Lorcha para desembocar en la población valenciana de Villalonga y luego retornar, entre las sierras de Gallinera y L´Almirall, hacia Planes para cerrar el circuito nuevamente en Benifallim.


De camino por la Vía verde del Serpis.


En realidad, comencé la Vía Verde desde Beniarrés, aunque en este tramo se encuentra asfaltado -en mal estado- hasta Lorcha. Paré a tomar unas fotos de su castillo y cuando enfilaba el tramo de camino ¡sorpresa! una barrera metálica y un cartel de prohibido, junto con una nota que decía que el camino estaba en obras... ¿Qué hacer? Llegado a este punto, decidí continuar. En el peor de los casos siempre tenía la opción de dar media vuelta. Este primer tramo es precioso y con muy buenas vistas ya que bordea el cauce del río Serpis desde una posición elevada y tiene un gran campo visual. Sólo hay que tener precaución con las grandes piedras que siembran el camino y el barranco que queda a nuestra derecha, sin ningún elemento de seguridad. Llegué un punto, poco antes de la antigua fábrica de la luz, en la que me confundí de camino y me metí por un casi camino de cabras que parecía dirigirse al cauce del río. Una vez me di cuenta del error, di media vuelta y retorné por el verdadero camino para hacer una parada en la fábrica y tomar unas instantáneas. Continué por la Vía donde atravesé varios túneles ferroviarios, uno de ellos de considerable longitud, sin iluminación, para desembocar finalmente en tramos asfaltados que marcaban la entrada en la población valenciana de Villalonga.


Un error en el camino...


Si la Vía Verde del Serpis es una preciosa ruta para realizarla en moto trail, mountain bike o andando, el tramo de carretera entre Villalonga y Planes. al norte de la CV-700, conocido como "Camí de La Llacuna", que discurre entre las sierras de Gallinera y L´Almirall, es espectacular. Impresionantes vistas de picos, barrancos, montañas, carreteras retorcidas, solitarias, cambios de altura, curvas de herradura, prácticamente sin circulación... Una ensoñación hecha realidad para pilotar con tranquilidad por estos perdidos parajes... que sigan así.


Retrato de una "selfie" en la Vía Verde.


En total, fueron unos 253 km. realizados con 8,1 litros de combustible. El motor Qianjiang, una vez más, respondió a la perfección, y el piloto también llegó en buen estado, a pesar de las horas transcurridas encima de la moto y del frío viento que me acompañó toda la mañana. Objetivo cumplido.


Una de las primeras paradas: el pantano de Beniarrés.


La población de Lorcha, marca el inicio real de la
Vía Verde del Serpis.


Vía Verde entre Beniarrés y Lorcha, con su castillo.


¡Vaya! sorpresa. El inicio del camino, desde Lorcha,
está "semicortado" por obras... probemos...


Los inicios de la ruta muestran estos parajes del
barranco por donde transcurre el río Serpis.


Al ser el trazado de una antigua vía de ferrocarril, no tiene grandes 
pendientes, ni curvas, pero sí piedras, túneles y precipicios.


Parajes de naturaleza kárstica bordean el río. Se
aprecia lo que debía ser restos de un almacén ferroviario.


La antigua fábrica de la luz, al borde del río Serpis.


A pesar de las lluvias caídas, el cauce no llevaba mucha agua.


El trazado tiene que sortear desniveles, barrancos
y torrenteras y es muy estrecho en ciertos sitios.


Al fondo a la derecha, la entrada de uno de los túneles
ferroviarios de los muchos que salpican el recorrido.


Lo peor había pasado. La segunda parte del trazado,
cercano a Villalonga, está en mejor estado.


Una vez finalizada la Vía Verde del Serpis, tras subir
el puerto de Villalonga, se vislumbran las poblaciones de Pego, 
Ondara, Pedreguer y Denia... entre otras.


Por la carretera del "Camí de La Llacuna", hacia 
Benissili, observo estos parajes... existen y los disfruto.


Por aquí tenía que bajar, y cruzar todo el valle hacia
Benissili. No me importa, quiero más!


Al fondo, dos caminos se dirigen a la falda de la montaña,
ya en las cercanías de Planes...


La TX poco antes de subir, por segunda vez, el puerto
de Benifallim. Nunca imaginé que recorrería tantos parajes
a bordo de una 125 de 11 CV.







lunes, 17 de noviembre de 2014

De Jijona a TorreManzanas por caminos

Domingo, 16 de noviembre de 2014. Hace tiempo, mirando rutas trail en Wikiloc descubrí una que iba desde Jijona a Torremanzanas por caminos. La incorporé a mi colección de rutas GPS pero no ha sido hasta ahora cuando los astros se han alineado favorablemente para realizarla, en parte, porque se trata de una ruta corta, de esas que piensas que "ya llegará el momento" cuando no tengas mucho disponible.

Se trata de un camino que parte desde el cementerio de Jijona, en dirección este, hasta desembocar en el "Camí de La Torre", pasando por el final del tramo asfaltado de la CV-783. El camino que parte de este punto ya lo he realizado en tres ocasiones, pero desconocía el que sale del punto anteriormente comentado que llega hasta el final de la CV-783.

Una vez abandonada la CV-800, al llegar a Jijona, tomé el desvío al cementerio y me dispuse a iniciar el camino. Al principio, el que dice ser un camino resulta ser una carretera asfaltada que no coincidía con el tramo que tenía en el GPS. Un poco más adelante, la carretera asfaltada pasa a ser un camino pseudoasfaltado chapuceramente con cemento que atraviesa una profunda vaguada. Me paré al comienzo del descenso de la misma y empecé a tener un poco de sudor frío: "otra prueba para el motor Qianjiang". Desde este punto, vislumbraba una pendiente que impone respeto, no ya por la bajada, sino por la subida que culmina en la cumbre de las colinas desde las que hice las fotos de Jijona y donde empieza realmente el camino.


En ruta hacia TorreManzanas por la pista forestal.


Una vez se me pasó el amago de impresión, me lancé con mi TX al paso de la vaguada y enfilé las potentes pendientes cementosas que suben hasta la cumbre. El motor chino rugía como un león enfurecido pero me llevó con solvencia hasta la cima donde el cemento se transformaba en camino, punto donde comencé la grabación de vídeo. Fueron un puñado de kilómetros donde, a mi ritmo de paseo, disfruté como un chino sobre una moto china de los parajes solitarios, pistas forestales de tierra compacta y grava en buen estado y ese entorno relajante y profundo del que disfrutamos los amantes de la naturaleza, una recarga mental de baterías.

Una vez que llegué a este punto, continué  por la parte del camino que iba por el "Camí de La Torre" en dirección a Torremanzanas. Me llamó la atención que han asfaltado un tramo del camino con un asfalto poco compactado, con una fina gravilla que parece una trampa para motoristas. Llegué hasta un lugar en el que había una bifurcación, pero se me bloqueó el GPS. Intenté desbloquearlo sacándolo de su soporte y moviéndome a pie para ver si se situaba y cogía la ruta, pero no había manera. Maldije la tecnología que nos hace depender tanto de las máquinas y eché de menos los mapas topográficos tradicionales. Lo apagué, lo volví a encender, pero nada. En esta situación, me puse a hacer fotos de la "Millor terreta de mon", del "Cabeçó" y de los parajes y caseríos solitarios circundantes y decidí dar la vuelta y regresar por la CV-783.


Plano topográfico de la ruta Jijona - La Torre
por caminos.


Jijona, al fondo, y parte del ascenso de la vaguada
que atravesé para llegar a la colina.


Punto del "Camí de La Torre" donde me paré a comprobar
el GPS. Se negaba a indicarme el camino correcto.


Aunque apenas se vislumbra por la bruma, al fondo,
Alicante, y más al fondo, el cabo de Santa Pola.


Un alto en el camino, en la ruta hacia Torremanzanas.


Este es el aspecto del "Camí de La Torre" en uno
de los tramos en que no está asfaltado.


Vista parcial del "Cabeçó", el emblemático 
pico de la comarca.


Mi sueño: un caserío solitario en medio del monte.
¿Quién viviría allí? y ¿de qué? ¿con qué medios?


¿Te atreves? La perspectiva engaña. Es mucho más
rupestre y empinado de lo que parece, especialmente
para ir sobre dos ruedas, donde casi todo es un reto.


Otra perspectiva del entorno con la colina de Fontcalent
sobresaliendo al fondo.









domingo, 9 de noviembre de 2014

Sierra de La Pila 2.0

Sábado, 8 de noviembre de 2014. Cronológicamente, es la cuarta vez que voy a esta sierra murciana. El inicio fue con la R 1200 R, una toma de contacto con los parajes circundantes. En la primera con la TX no llevaba GPS, fui un poco a la aventura, a ver qué me encontraba y se me hizo inmenso. En la segunda, cargué mal las rutas en el GPS y no me di cuenta hasta que estaba en medio de la sierra. No la tengo en cuenta porque es una repetición de la primera, pero más corta. Esta es la tercera, la vencida. Es por eso que la considero la versión 2.0 y no la 3.0 ni la 4.0.

Una vez estudiadas detenidamente las rutas disponibles, cargadas correctamente en el GPS y vistos los diferentes accesos a la Sierra de La Pila, me dispuse a realizar el recorrido a uno de los puntos más emblemáticos de la sierra: la Bola de La Pila. En realidad, se trata del radar meteorológico de la Región de Murcia, encargado de transmitir las imágenes de precipitaciones y masas nubosas y de aire a la Agencia Estatal de Meteorología. Este punto resulta ser el más alto de la sierra con 1.264 metros sobre el nivel del mar.

Para acceder a la Bola de la Pila existen dos rutas que convergen en el tramo final, pobremente asfaltado. Este tiene grandes socavones, grava y piedras sueltas y fuertes pendientes que llega hasta la misma Bola desde la que se tienen unas vistas espectaculares del entorno dada la gran altura respecto a la meseta que circunda la sierra. Una ruta parte de La Garapacha en forma de pista forestal de grava y tierra compacta en bastante buen estado, pero más larga que la que parte un poco pasado Fuente Blanca, más corta y con un tramo asfaltado hasta desviarse por otra pista forestal. Esta fue la que tomé finalmente.


Ascendiendo a el Pico de La Pila.


No las tenía todas conmigo en el aspecto meteorológico ya que veía en el cielo más nubes que claros y conforme me acercaba, se iba encapotando más. Cuando ya tenía a la vista La Garapacha, ví un breve arco iris en la parte derecha de la Bola que me hizo presagiar lo peor... Estaba lloviendo y cubriéndose de nubes y bruma. Llegados a este punto, decidí continuar, ascendí por la carretera, pasado Fuente Blanca, me desvié hacia la izquierda para tomar la carretera que va hacia el Pico de La Pila. Un nuevo desvío a la izquierda por una bonita pista forestal que pasa por el refugio, los pozos de nieve y una fuente de piedra y, finalmente, otro desvío más a la izquierda por el tramo asfaltado que llega a la Bola. Este tramo puso a prueba el "poderoso" motor Qianjiang de 11 CV con zonas de fuertes pendientes, grava suelta, socavones y rampas en las que tuve que subir en primera. El pequeño motor chino respondió a la perfección y cumplió con su cometido de llevarme hasta la cima sin la menor protesta. No obstante, quiero rendir un pequeño homenaje de admiración a los mountain bikers que son capaces de llegar hasta aquí ¡¡¡pedaleando!!! Quien sí protestó fue Natura ya que, a los cinco minutos escasos de llegar a la Bola de la Pila, cuando estaba embelesado haciendo fotos de las panorámicas del entorno, comenzó a llover. Lo que prometía ser una maratoniana sesión de fotos de paisajes resultó ser una apresurada sucesión de fotos con cierta prisa ya que ni mi cazadora de cuero ni mis pantalones vaqueros, con refuerzos de kevlar, me iban a servir de mucho frente a la lluvia.

Si ya el ascenso resultó algo inquietante por lo retorcido de la carretera, el descenso fue aun peor. Lloviendo, con el pobre asfalto mojado, grava suelta, piedras, hoyos, curvas de herradura y neumáticos mixtos chinos resultó ser la pesadilla de cualquier motorista. Tuve que hacer uso de toda la experiencia acumulada de la que fui capaz junto con una excelente respuesta de la moto para no tener ningún contratiempo. Incluso Natura se apiadó de mi y me obsequió con una detención de las precipitaciones a medio descenso, lo que me permitió acabarlo con mayor tranquilidad.

En total, 188 km. de recorrido para cumplir un objetivo que llevaba tiempo queriendo hacer: subir a la Bola de La Pila. No ha sido el mejor día para hacerlo ya que el tiempo nublado y lluvioso desluce mucho un sitio en el que el cielo despejado, sin bruma, nubes ni precipitaciones es fundamental para tener buenas vistas y hacer buenas fotos. Queda pendiente pues una nueva incursión para cuando haga mejor tiempo.


Plano topográfico de una de las rutas de ascenso
al Pico de La Pila.


Este es el panorama que presentaba el cielo momentos
antes de la partida.


La Bola de La Pila. El radar meteorológico de
la Región de Murcia me espera.


Un pozo de nieve, en la ruta de ascenso, probablemente
usado para conservación de alimentos en otra época.


Una vez en la cumbre, esta es una de las vistas que tienes.
Lástima que el tiempo no acompañara... ¿en otra ocasión?


La TX en el techo de La Pila, momentos antes de
empezar a llover... ¿Tenía que ser ahora?


Caseta forestal de observación, en una colina 
adyacente al Pico de la Pila.


Otra perspectiva de la vastedad de los espacios que
se dominan desde el Pico de La Pila.


La Bola de La Pila, ahora bastante más cerca. Hace un ruido
 peculiar que... sólo, lloviendo, en una cima... Ejem...


De regreso, junto a la entrada de la pista forestal que
se dirige a la cima, paré a secarme un poco.


Así se vería la Bola de La Pila un día de buen tiempo.


Y así la ví yo, momentos después de bajar de su cima.
Me voy a reir, ja, ja y JA. ¿Tenía que tocar hoy Lluvia?










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